MURALES Y VIDRIERAS

MURALES y VIDRIERAS


José Arrue, al igual que otros artistas de la época, fue requerido para decorar, con murales y vidrieras, diversas residencias particulares e instituciones públicas y privadas, la gran mayoría desaparecidas hoy en día.

1912 Mural para el comedor del Palacio de Olaso en Trapagaran (San salvador del Valle).


El Palacio fue mandado construir D. José Rufino Olaso, nombrado Marqués de Olaso en 1914, tomando como modelo el de la familia Olaso construido en el siglo XVI en Bergara (Gipuzkoa).


Hoy día el palacio se utiliza como Casa de Cultura y las pinturas parecen haber desaparecido.


José Arrue decoró el comedor al tiempo que Pablo Uranga se encargaba de la escalera principal.


1912 Vidriera para el chalet de Enrique Ocio Urreta en el solar de la esquina de las calles Elcano con Rodríguez Arias en Bilbao (desaparecido).


Vidriera de 80x40 cm que representa un juico en Zeberio con la leyenda  ¡¡…Júrate pues… si es verda…!!

Aparece reproducida en el libro Recuerdos Artísticos de Bilbao Editado por J.E. Baranda en 1919.


El lienzo preparatorio fue encontrado en 1986 al derribarse unas casas en la calle Heros de Bilbao, pero desconocemos su localización actual.


1919 Friso ejecutado para adornar un salón del Club Náutico de Bilbao, localizado en el primer piso del Teatro Arriaga.

Óleo sobre lienzo, 44 x 1. 638 cm, realizado en cinco piezas (propiedad de Iberdrola)


"El mundo iconográfico de José Arrue mostró, como el de ningún otro, las fronteras entre el mundo rural y urbano en unos momentos en que ambos se empezaron a permeabilizar con gran fluidez, dando lugar a múltiples trasvases en ambas direcciones. Ello propició visiones de aldeanos sorprendidos por la modernidad de las ciudades industriales y de señoritos motorizados sometidos a las chanzas campesinas, todo ello en clave socarrona e irónica, nunca hiriente o humillante para unos u otros. En cualquier caso, la burla, para quien le tocara sufrirla, era el castigo merecido por su brutalidad o por su arrogancia. El humor de Arrue es limpio y chispeante, quita acidez a las situaciones y casi siempre sirve para revelar virtudes morales". (Texto de Javier González de Durana)


1921 Murales en la Estación de Ensayo y Selección de Semillas de Zalla.


La subsección Sector primario, industria y comercio de la Administración de Bizkaia encargó a José Arrue la realización del boceto y la distribución de colores en los azulejos para dos obras, un escudo de Vizcaya y una escena de la Estación de Semillas, con objeto de colocarlos en la Estación de Ensayo y Selección de Semillas de Zalla. Los azulejos fueron confeccionados por La Cocina, de Bilbao, y el maestro albañil de Zalla, Faustino Plazaola, los colocó.


Hoy en día, continúa el deterioro y desaparición de los azulejos sin que nadie haga nada por remediarlo.



1922 Mural en la “casa límite” entre Arrankudiaga y Areta (antigua ermita de Santa Ana)


Con la ayuda de Javier Reguera Ardanza hemos sabido que José Arrue pasó una temporada en Areta en septiembre de 1922, tal y como informa el corresponsal de El liberal (probablemente Augusto Mendive, corresponsal para El Liberal en Laudio y residente en Areta, según nos informa Reguera) en su artículo del día 14 del mismo mes. El mismo corresponsal redactó un bonito y elogioso artículo titulado “ARETA. IMPRESIONES”, en el que muestra su admiración por la obra y por su autor.

El Liberal, 14-IX-1922

El Liberal, 29-IX-1922

La Gaceta del Norte

Corresponde a las fechas en las que Policarpo Laburu, que había construido la ermita de Santa Ana en el barrio de Atxeta, límite entre Areta y Arrankudiaga, vendió la misma a Francisco (Patxo) Salcedo y éste la transformó en viviendas, encargando a José Arrue una pintura para el dintel de la puerta principal.


José Arrue se alojaría, probablemente, en la casa de su cuñada Antolina Mendizabal Rotaeche, tal y como hizo en otras ocasiones. Antolina estaba casada con Andrés Laburu Larrea, hijo de Policarpo Laburu.


Según nos informa Javier Reguera (proporcionándonos las antiguas imágenes de la ermita y de su transformación en edificio de viviendas):


En 1922, [la ermita] fue comprada por el próspero contratista local, Patxo Salcedo, para reconvertir el edificio en viviendas, conservando el portón principal para cuyo tímpano encargó un fresco al artista, todavía no muy local, José Arrúe.


Después de décadas albergando a entrañables vecinos, las nuevas exigencias energéticas exigían pasar por la curva de Atxeta un reactor de un tamaño tal, que el edificio impedía su giro. Y ya sabéis... no hay que poner límites al progreso. A finales de los setenta fueron derribadas las viviendas.


El relato, anterior al derribo del edificio, fue publicado en La Gaceta del Norte por el conocido periodista, músico y txistulari José Luis Bengoa Zubizarreta, quien aprovechó el artículo para reivindicar la restauración del fresco.


Probablemente fuera el mismo corresponsal, Augusto Mendive, quien escribiera, tres días antes, el artículo “UN TRABAJO NOTABLE DE JOSÉ ARRUE” para El Pueblo Vasco:


1929 Murales para La Casa de los Aldeanos de la Plaza de Indautxu



En 1928, el polifacético artista bilbaino Luis Lerchundi Sirotich (Bilbao, 1888) especializado en dibujo, decoración, pintura y vidriera artística, presentó en el Ayuntamiento de Bilbao los planos correspondientes al proyecto de construcción de dos casas de vecindad, situadas entre las calles Arechavaleta y Manuel Allende (plaza de Indautxu). Los planos fueron firmados por Adolfo Gil y Lezama, arquitecto reconocido por su sensibilidad y por su calidad, que había obtenido la licenciatura en la Universidad de Barcelona, en 1897, y que ejercía en Bilbao como técnico municipal.


El singular edificio número 6 de la calle Aretxabaleta, la casa de Lerchundi, pronto fue conocido como La Casa de los Aldeanos, debido a la decoración mural de su fachada, encargada por el propio Lerchundi a José Arrue, quien realizó los bocetos y ejecutó las pinturas murales.

Elías Mas Serra, arquitecto titulado en la escuela de Arquitectura de Barcelona y doctor por la Universidad del País Vasco, afirma en uno de sus artículos dedicados a La casa de los Aldeanos que “La alegría y el color de las pinturas se hizo llamativa para los habitantes de la Villa y en especial para los de este barrio de Indautxu que veían la casa a diario” (Revista Bilbao, marzo de 2015).


Por su parte, Amaia Mujika Goñi escribió en Deia, 31-V-2018, dentro del artículo “ José Arrue (III). La estética de lo útil”:

 

“… Diez años más tarde (1928) el polifacético Luis Lerchundi promovía una casa de vecinos de seis alturas en la plaza de Indautxu donde instala su vivienda y estudio de decoración. Un edificio único y singular en estilo regionalista de Adolfo Gil conocido como La Casa de los Aldeanos por la decoración mural de su fachada obra de Arrue. El programa pictórico de ocho escenas cubre los paños laterales de los cuatro pisos principales y excede en mucho al nombre por el que es conocido, ya que visto en su conjunto presenta una composición muy elaborada del mundo tradicional, en el que enfrenta verticalmente el ámbito costero con el rural y ordena en registros horizontales la actividad de aldeanos y pescadores en función del ciclo vital de sus protagonistas. Una composición, como es habitual en el artista, realista en cuanto al paisaje reproducido, detallista en la caracterización de los personajes y la actividad de cada grupo y al tiempo una representación simbólica del orden social (familia, trabajo, ocio y espiritualidad) preexistente al modelo urbano, enclavado en el corazón de la ciudad. Lerchundi era además con Cañada y Delclaux socio fundador de Vidrieras de Arte (1917) para los que Arrue trabajará en el diseño de bocetos…”

 

Las hijas de José Arrue siempre recordaron el haberle visto trabajar sobre el andamio cuando pasaban por la plazuela de Indautxu.

 

Pero la presencia de José Arrue subido en los andamios llamaba la atención no solo de sus hijas sino de todos aquellos que transitaban por la plaza. Uno de los sorprendidos fue el redactor del periódico Excelsior, lo que le motivó a escribir un curioso artículo en tono de humor publicado el 12 de diciembre de 1929:

1936 Murales para la Casa de Huérfanos de Milicianos (Carmelitas Descalzas de Santutxu).


A instancias del consejero de Asistencia Social, Juán Gracia Colás, en octubre de 1936 el Gobierno Vasco creó la Casa de Huérfanos de Milicianos con objeto de recoger a todos los niños que habían perdido a sus padres a consecuencia de la guerra.


La decoración de la misma se encargó a la Asociación de Artistas Vascos. Participaron los artistas que no habían abandonado Bilbao: Alberto, José y Ricardo Arrue, Isidoro Guinea, Julián Tellaeche, Jenaro Urrutia, Nicolás Martínez Ortiz, Félix Arteta, Ángel Larroque, Antonio Guezala, Lucio Ortiz de Urbina, Víctor Landeta y los escultores Joaquín Lucarini, Manuel Basterra, Moisés Huerta y Federico Sáenz.


El 4 de diciembre se realizó la exposición de los bocetos en el domicilio social de la Asociación, Gran Vía 25 y, seguidamente, se emprendieron los trabajos de decoración  que, antes de ser concluidos, fueron destruidos por las tropas franquistas en la toma de Bilbao.


José Arrue junto con Guezala, fue el encargado de la decoración de los pasillos. José Arrue realizó tres murales representando jóvenes alfareros (122 x 170 cm), pintores  (214 x 128 cm) y carpinteros (110 x 360 cm)

Vidriera para el señor Zabala en Trapagaran


En la misma época, primeras décadas del siglo XX, José Arrue diseñó el boceto para una vidriera que representaba a “Seledón con su cantar”, boceto que hoy puede contemplarse en el Euskal Museoa de Gernika.


1943 Mural en la pared del bar del Balneario de BETELU 


Entre julio y agosto de 1943, José Arrue se desplazó a Pamplona para realizar el encargo de Jose Luis Arana, arrendatario, en aquel momento, del Balneario de Betelu. Los preparativos los realizó en el taller de su buen amigo Secundino Redín, quien, además de ayudarle en la tarea, le acogió en su casa hasta su alojamiento en el propio balneario durante la ejecución de la obra.


Casi 20 años más tarde, el pintor Retana, Florentino Fernández de Retana y Martínez de Zabarte, fue requerido para restaurar el mural, deteriorado a causa de la humedad. El hijo de Retana, el también pintor y escultor Floren Fernández de Retana Lobo, Erretan, ha conseguido recientemente localizar la única fotografía hasta ahora conocida del mural, así como a su autor: el montañero y fotógrafo aficionado José Luis Solana Buldain.


José Luis nació en Betelu y pasó su niñez en el balneario junto a sus padres, encargados del mantenimiento, en la misma época en que José Arrue realizó la pintura. Con su primera cámara obtuvo la fotografía del mural que en su infancia había contemplado tantas veces. Gracias a su fotografía conocemos el mural y hemos podido localizar el boceto conservado por José Arrue.


La leyenda a pie de mural reza: "Ya podéis espabilar, Venansio, porque vos llevan ventaja en el bacalao... ¡A ver si les alcansais en las chuletas!"

Fotografía de José Luis Solana Buldain

            GRAN   MACH


  DE RESISTENSIA PA COMER.

  TRIPERRIS contra BETI-JAN

        A UNA DISTANSIA

      DE CATORSE PLATOS

Boceto

Fotografía coloreada

Tenemos también constancia, por referencias del propio José Arrue , de la ejecución de otras obras en este apartado, como:




Vidriera para la casa de Antxon Bandres Azkue en Bilbao, figura clave en la historia del montañismo vasco